lunes, 30 de septiembre de 2013

Un futuro prometedor para los niños con dificultades de aprendizaje

Como se explicó en la Revista latinoamericana de psicología en 2011, se ha encontrado que los niños hispanohablantes con riesgo de tener dificultades de aprendizaje se pueden mejorar en su lectoescritura a través de un programa de intervención. José González Valenzuela, Isaías Martín Ruiz, y Myriam Delgado Ríos, de la Universidad de Málaga en España, hicieron un estudio longitudinal (o sea, uno en que se siguen los sujetos/ los participantes a lo largo del tiempo del estudio, apuntándose los resultados después de cada intervalo) con un grupo de niños desde la edad de cinco años hasta los siete.

A partir de este estudio y otros parecidos, los científicos han llegado a la conclusión de que las dificultades de aprendizaje se pueden combatir. Al comparar dos grupos de niños (uno con acceso al programa de intervención y otro sin él), los investigadores pudieron mostrar que el problema de las dificultades de aprendizaje no tiene que ver solamente con la capacidad mental del niño, sino también (y mucho) con la experiencia con que se encuentra el niño en la aula de clase. Por ejemplo, todos los niños de ambos grupos se escogieron por las mismas características; eran sujetos “sin discapacidades físicas, psíquicas y/o sensoriales y con un rendimiento académico, lenguaje oral, lenguaje escrito y razonamiento matemático bajo.” En palabras simples, el requisito para los sujetos fue que tuvieran el riesgo de que se presentaran problemas de aprendizaje, así que el único variable del estudio fue la presencia o la ausencia del programa de intervención temprana-- y los resultados mostraron una gran diferencia entre estas dos situaciones. Se mostró que a lo largo del estudio, el grupo que gozara del programa se mejoró cada vez al calificarse (cuatro veces en total), mientras para el otro, sólo había mejoramiento significativo entre la primera calificación y la última y también entre la segunda y la última.

Sin embargo, no es suficiente que exista este catalizador en esta reacción psicolingüística; el catalizador, la intervención, tiene que ser no sólo presente sino también temprano, sistemático, explícito, y planificado, enfocándose específicamente en la lectura, la escritura, el conocimiento fonológico, y el desarrollo fonológico, semántico, y morfosintáctico (estos últimos describiendo las bases fundamentales del campo de la lingüística). Como se presenta en el estudio, hay pasos específicos para cada uno de los tres años del programa. Por ejemplo, a los cinco años, algunos temas en que se enfocan son: contar sílabas, identificar rimas, asociar dibujo-palabra y definirla, entre muchísimos otros. Ya en el tercer año del programa, a los siete años, se presentan temas como: adivinar palabras deletreadas, resolver crucigramas, uso de diccionario, ordenar frases para construir una historia, etc. Tal como un experimento de química, la reacción deseada no sucede con cualquier catalizador, sino con el correcto-- y éste empleado de una manera específica. Los términos lingüísticos mencionados anteriormente forman las bases de la misma lingüística, tal como las propiedades físicas y químicas del catalizador tendrían un efecto en el resultado del experimento.

Estos resultados nos da una imagen muy positiva del futuro de la educación. Para los que tienen problemas de aprendizaje, la frustración en la clase es una pesadilla. Todos conocemos a alguien que, por tanto que se esfuerce, no llega a lograr la A+ que deseamos todos. Con este estudio, tenemos esperanza. Si nos pusiéramos a difundir esta información, tendríamos el poder de cambiar las vidas de tantas personas que, sin esta intervención temprana, no llegarían a su verdadero potencial. Como se menciona en el estudio, “estas dificultades generan un bajo rendimiento académico y, en algunos casos, el abandono de la escuela.”

1 comentario:

  1. El título es muy interesante y es obvio que este es un tema relevante a bastantes personas. Cualquier padre que tiene hijo con unas de las dificultades de aprendizaje va a querer a leerlo. En el primer párrafo, nos da el autor información de cuando ocurrió el estudio/cuando fue publicado el artículo de la revista, y quienes fueron los investigadores. También nos da la definición de los tecnicismos, como ‘estudio longitudinal’ con su definición inmediatamente siguiendo. En el segundo párrafo, dice ‘por ejemplo…’ y nos da un ejemplo para que entendamos mejor. También dice el autor algo del estudio, y después un ‘en palabras simples…’ lo dice en el vernáculo para que los con la educación mínima puedan entender también.
    Aún hay definiciones, ejemplos, y oraciones en ‘palabras simples’, hay muchos tecnicismos y palabras de los campos médicos y psiquiátricos. Me gusta mucho la idea de usar una cita para terminar el artículo, pero no sé si esta cita es una para el fin. En mi opinión, pueda ser más cerca de la mitad o el principio, y para el fin, una cita que es más relevante al estudio y las positivas que descubrieron los investigadores sobre ese ‘futuro prometedor’ para los niños funcione mejor.

    Chelsea

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